El lunes 27, en la
sesión ordinaria de Comisiones, tuvo lugar la visita de la SeñoraDefensora de la Comunidad Universitaria, Dra. Liliana Aguiar.
El
evento no había sido oficialmente anunciado por las autoridades de
la Facultad. Además de integrantes del Consejo Directivo, estaban
presentes la Señora Decana, Dra. Marcela Aspell, y el Señor
Vicedecano, Dr. Guillermo Barrera Buteler, junto a algunxs
Secretarixs. Luego de la presentación de la Dra. Aguiar, hubo una
serie de preguntas.
En su turno para
intervenir, nuestro consejero Andrés Rossetti planteó -entre otras
cuestiones- que deseaba entregar a la Defensora un documento firmado
por lxs tres consejerxs por la oposición de la Escuela de Abogacía,
Dres. Andrés Rossetti, Carlos Juárez Centeno y María de los
Ángeles Bonzano, más cuatro representantes estudiantiles. Explicó
el profesor Rossetti que el documento expone una serie de problemas
que generan preocupación e interés en lxs firmantes, y que
decidieron hacer esta presentación porque no son escuchadxs por el
resto de lxs integrantes del Consejo. Añadió que el documento se
dirige también –y quizá principalmente– a lxs otrxs consejerxs,
para motivar una toma de conciencia e invitarlxs a la reflexión. Las
cuestiones señaladas en el documento incluyen los concursos, las
designaciones, la circulación de expedientes, el otorgamiento de
dedicaciones, entre otros muchos temas.
El texto completo del
documento presentado a la Defensora puede ser consultado haciendo
click aquí.
Frente a esto, hubo
intervenciones de la Decana y de otrxs consejerxs. Algunos de ellos
criticaron la presentación del escrito, un hecho al que calificaron
de “bochornoso” y “vergonzoso”. Cuando nuestro consejero
Andrés Rossetti pidió nuevamente la palabra para responder a lo
dicho, el consejero oficialista Arturo Pagliari –que presidía la
sesión– le negó en forma enfática el uso de la palabra, y le
dirigió improperios totalmente fuera de lugar en reiteradas
ocasiones. Añadió el consejero Pagliari que no le daría nunca más
la palabra al consejero Rossetti. Esta manifestación la hizo frente
a la Señora Decana y el Señor Vicedecano, que seguían presentes y
no intervinieron. La Defensora, Dra. Aguiar, a su turno señaló que
no veía nada “bochornoso” ni “vergonzoso” en la presentación
del escrito, y que era simplemente una muestra del disenso en un
órgano democrático de la Universidad. La sesión de comisión no
pudo completarse.
La pregunta es: es necesario convocar a una tercera ajena para plantearle las cuitas de la Facultad? Es casi como el "Acúsalo con tu mamá, Quico!" de la Poppys del Chavo del Ocho. Para qué están entonces esos Consejeros y esos estudiantes? Imagínense si cada Consejo Directivo de cada Facultad tiene que llamar a alguien del Rectorado porque sus "voces no son oídas" por las mayorías y para lograr la "aprobación" de que esas ideas no son "bochornosas" o "vergonzosas". Francamente la noticia que están publicando sólo habla de la ausencia total de recursos de todo tipo para defender y hacer valer una posición, y revela una falta de autoridad impresionante al tener que apelar a la opinión de terceros extraños al mismo cuerpo al que pertenecen.
ResponderEliminarLo peor de todo es que tanto Juárez Centeno como Rossetti como profesores de derecho constitucional, no se ajustan a las reglas de un cuerpo colegiado y representativo. ¿Les enseñarán a sus alumnos que una minoría en el Congreso de la Nación llame a un sujeto distinto a los representantes para hacer valer los votos que no consiguen o para avalar que un proyecto no sea calificado de bochornoso o vergonzoso? Ahí tenemos una nueva teoría de los órganos representativos en manos de un titular de derecho constitucional. Una especie de revisión o de alzada para las cuestiones que se debaten en un órgano colegiado y representativo por un otro cuerpo, autoridad (quienquiera que sea) o individuo extraño. Sin embargo lo más increíble de la noticia que han posteado es que se conforman con que esta especie de Autoridad de Revisión les diga que su proyecto no es vergonzoso o bochornoso, es decir un aval a que no es una porquería lo que plantean. Eso se llama excelencia académica.
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